José Aquino
Cuando decidimos emprender un viaje por carretera en República Dominicana, una vez pagamos los impuestos en la estación de peaje, en algunos momentos nos llena de entusiasmo recorrer la autopista y ver la hermosura de diferentes zonas que engalanan el trayecto y también podemos observar descuidos que algunos ciudadanos le provocan a la naturaleza. No obstante, también llega a nuestros pensamientos que, en nuestro país, alrededor de 36.1 personas mueren en accidente de tránsito en el país, por cada 100 mil habitantes, según el último estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud, lo que sitúa a República Dominicana en el cuarto lugar a nivel mundial de mayores muertes por esta causa.
Y es precisamente la carretera de mayor antigüedad que lleva la delantera en estos accidentes, nos referimos a la Autopista Duarte, obra de infraestructura iniciada en su momento, por el gobierno norteamericano durante la Ocupación estadounidense de la República Dominicana (1916-1924) y finalmente inaugurada el 6 de mayo de 1922, cuando por primera vez se conectó la parte sur del país con la parte norte. Antes de la construcción de esta vía los ciudadanos se movilizaban por tren entre las ciudades de Puerto Plata y Santiago de los Caballeros, o en barco desde Puerto Plata, Barahona y ciudades costeras hacia Santo Domingo, capital del país.
Nuestra encantadora República Dominicana continúa exhibiendo cambios trascendentales en su infraestructura vial, entre ellos podemos citar: construcción de intersecciones elevadas, ampliación de carretera, túneles, pasos a desnivel, puentes peatonales y nuevas carreteras; incrementando la accesibilidad de la red nacional y aportando también al turismo interno. Sin embargo, a pesar de estas grandes inversiones, el problema de la Seguridad Vial se mantiene coexistiendo con esfuerzos muy imperceptibles en este renglón.
Según el Observatorio Permanente de Seguridad Vial (OPSEVI), indica sobre la accidentalidad en las principales vías que comunican a regiones, los resultados arrojan que el 25 por ciento de las muertes a causa del tránsito en el periodo enero 2019-agosto 2020 ocurrieron en las siguientes: autopistas
Duarte, 6 de Noviembre, Las Américas; en las autovías del Este, del Coral y del Nordeste; en las carreteras Mella, Gregorio Luperón, Higüey-Miches y Sánchez, en esta última se incluyeron los tramos George Washington y 30 de Mayo.
Cuando accedemos al portal Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (DIGESETT), encontramos que, para el primer trimestre del 2021, resalta que sólo en carretera y autopista, han fallecidos 249 personas, es decir, 83 personas por mes. Aunque en este análisis no exponemos el costo que genera la atención para los lesionados y los tratamientos psicológicos para quienes pierden sus seres queridos, gastos de seguro; pues, desconocemos si existen estadísticas al respecto. Los días donde existen mayores accidentes lo exponemos, en el siguiente orden: domingo, viernes, lunes, sábado y martes.
Considero que ya los números han sido suficientes, para que realmente exista un plan de Seguridad Vial integral y no se quede en papeles e ideas de múltiples organismos estatales. De acuerdo, al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, la autopista Duarte integra por vía terrestre 6.7 millones de habitantes, equivalente al 63% de la población del país, en un recorrido de 270 kilómetros, que abarca desde el Kilómetro 9 en el Distrito Nacional, hasta Montecristi, es decir, que a raíz de este análisis, se hace necesario su atención prioritaria.
Cuanto de nosotros hemos comprobado en esta carretera, como transitan los camiones con altas cargas, o camionetas con cargas de camiones o motores con cargas de camionetas pequeñas, etc., y no actos para transitar o sin los mantenimientos adecuados al día; que luego se quedan en el camino, ocasionando en taponamientos o accidentes.
Y nos preguntamos, ¿Dónde está el Plan de Seguridad Vial?, ¿Por qué ha sido difícil bajar el índice de muerte en carretera? ¿Por qué no se cumple en su totalidad con lo anunciado en su momento por el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTRANT), la resolución número 0001-2019, que regula la circulación del transporte de cargas por las vías públicas del país con el establecimiento de medidas básicas de Seguridad Vial en ese modo de transporte?
¿Quién de tantas instituciones está supervisando en las carreteras e indagando al respecto, para que se cumplan a cabalidad estas normas y donde están las estadísticas o los planes de acción?
Tal como en su momento lo expresó el Señor Senador de la Provincia Hermanas Mirabal, Bautista Rojas Gómez, en el medio digital El Día, de fecha 21 octubre 2020. “La autopista Duarte se ha convertido en la vía de la muerte: transitar de día es un peligro extremo y de noche un pasaje hacia la muerte”, quien sometió un proyecto de resolución, que solicita al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) la intervención de esta. A pesar de, entendemos que la misma ha tenido grandes inversiones a lo largo de los años, hace falta una atención a la Seguridad Vial integral.
Concluyo con estas líneas, es muy preocupante la cantidad de personas que están falleciendo en nuestras carreteras, niños que quedan en la orfandad, padres, hermanos, amigos, vecinos, compañeros de trabajos, en fin, valiosos seres queridos. El impacto negativo que genera también a nivel internacional, siendo República Dominicana un país que se beneficia del turismo y potencial atractivo en el turismo de montaña.
Variadas instituciones que tienen en su haber el rol del transporte en el país, sin embargo, trabajan aisladas, según los resultados que podemos exponer. Estadísticas con diferentes rubros que arrojan la cantidad de muertes por accidentes de tránsito, a pesar de ello, sin un plan definido para atacar el mal de raíz. Si hoy en día estamos hablando de Seguridad Ciudadana, es momento de poner atención a la Seguridad Vial, pues ambas son vinculantes.
Nuestra recomendación se basa en: Unificar los criterios con las diversas instituciones que trabajan el tema del transporte y los que inciden en la misma, tales como: Policía, Justicia, Salud, Medio Ambiente, Ministerio de Defensa, ciudadanía, sector público y sector privado, asociaciones, entre otras. Campaña educativa permanente. Fortalecer o crear la unidad de análisis de accidentes y auditoria vial, que analicemos el día a día del tránsito y que podamos generar acciones proactivas, promover la cultura de seguridad vial, que nos permita generar compromisos ciudadanos responsable. Iniciemos con una carretera como piloto donde podamos aplicar un rigoroso plan de seguridad vial y medir sus resultados, que nos permita implementar o corregir.
“No hay denuncia verdadera sin compromiso de transformación, ni compromiso sin acción”.
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