Jugadas maestras de Fidel: destruir a Cuba y a Venezuela

 

Por Jose Flandez

Cuando en el fatídico año 1959, el maestro en destruir naciones, Fidel Castro Ruz, tomó por la fuerza el poder en la pujante en ese entonces República de Cuba, los índices de desarrollo y progreso en la mayor de las Antillas eran extraordinarios, solo comparados en muchos renglones con las naciones del primer mundo. 

En estos momentos Cuba está en peor situación que Haití, bajo las botas opresoras del estalinismo comunista, herencia macabra de los hermanos Castro. 

Lo prueba el hecho de ser un país bajo una hambruna y escasez sin precedentes, donde las multitudes piden a gritos libertad, comida, electricidad, internet, medicina, y respeto a los derechos humanos, premisas negadas por la brutal dictadura que reprime con crueldad nunca vista, asesina generales, y encarcela y desaparece a cientos de manifestantes apresados, humillados y abusados en su dignidad humana. 

Aunque no era un país desarrollado, Cuba, en América Latina estaba en los primeros lugares en muchos de los aspectos que caracterizan a las naciones que han logrado escalar hasta la cumbre del desarrollo económico, político y social. 

Aún así la propaganda castrista, a través de los medios de comunicación confiscados y de su medio oficial Radio Habana Cuba, además de su agencia de prensa “Prensa Latina”, se encargó de desacreditar y tergiversar los datos estadísticos que mostraban las Naciones Unidas y otros organismos mundiales. 

Dicha propaganda mostraba a Cuba como un burdel lleno de miseria y analfabetismo colonizado por Estados Unidos, hacia donde iban turistas de todo el mundo, pero principalmente norteamericanos, en busca del juego en los casinos y de prostitutas, contradiciendo así las verdaderas estadísticas mostradas por dichos organismos mundiales. 

La malsana propaganda comunista era absorbida al cien por ciento por la gente de la época, en Cuba y todo el mundo, que veían en la revolución cubana una panacea a todos los males que padecía el mundo. 

Se llegaron a tejer un sinfín de leyendas populares que exaltaban los supuestos logros que promocionaba dicha propaganda como logrados por la dictadura marxista leninista, y al mismo tiempo los supuestos males que caracterizaban a la Cuba prerrevolucionaria. 

Sin embargo, veamos los datos que mostraban la ONU, la OMS y la OIT, en la Cuba de 1958: 

Para contrarrestar el falso argumento de que la economía cubana era totalmente dependiente de Estados Unidos, solo el 14% de las inversiones en la industria azucarera era norteamericano; mientras que el 62% era de inversionistas cubanos. 

Ya en 1925, con menos de 200 centrales, la naciente nación cubana elaboró más de 5 millones de toneladas de azúcar. En ese tiempo la mayoría de los ingenios y las fincas estaban en manos de extranjeros, pero ya para finales de la década de 1950, de los 161 centrales trabajando, 131 eran propiedad de cubanos con el 60 % de la producción total.

 En el año 1937 Cuba decreta por primera vez en Iberoamérica la Ley de jornada laboral de ocho horas, el salario mínimo y la autonomía universitaria.

También en 1954, Cuba poseía una vaca por cada habitante, y ocupaba el tercer puesto en Iberoamérica en el consumo de carne per cápita. Y en 1955 Cuba era el segundo país de Iberoamérica con menor mortalidad infantil: 33.4 por cada mil nacidos. 

En 1956 la ONU reconoció a Cuba como el segundo país de Iberoamérica con más bajo índice de analfabetismo con sólo el 23.6%. Haití tenía el 90%, España, El Salvador, Bolivia, Venezuela, Brasil, Perú, Guatemala y República Dominicana, el 50%.

En 1957 la ONU reconoció a Cuba también como el mejor país de Iberoamérica en número de médicos per cápita (1 por cada 957 habitantes), con el mayor porcentaje de viviendas electrificadas (82.9%) y viviendas con baños propios (79.9%) y el segundo país en el consumo calórico per cápita diario.

En 1958, según el Anuario Estadístico de Cuba, había en la Isla 7567 escuelas primarias públicas y 869 privadas, o sea, 8436 en total. De las escuelas públicas, 1206 estaban en el campo. A mediados de los años 50 la educación pública contaba con 25000 maestros, y la educación privada con 3500. Había siete veces más maestros públicos que privados.

En 1958 Cuba era el segundo país del mundo en difundir televisión a color. También en ese mismo año, Cuba era el país de Iberoamérica con más automóviles: 160 mil, uno por cada 38 habitantes y el sexto del mundo en el promedio de automóviles por habitantes.

Cuba era en 1958 el país que más electrodomésticos tenía. El país con más kilómetros de líneas férreas por Km cuadrado, y en el número total de receptores de radio.

Con 6,5 millones de habitantes en 1958 Cuba ocupaba la posición 29 entre las mayores economías del mundo.

En 1953, Cuba ocupaba el número 22 en el mundo en médicos por habitantes, con 128.6 por cada 100 mil. Su tasa de mortalidad era de 5.8, tercer lugar en el mundo, mientras que la de Estados Unidos era de 9.5 y la de Canadá de 7.6. A fines de los 50, la isla tenía la tasa de mortalidad infantil más baja de América Latina con 3.76, seguida por Argentina con 6.11, Venezuela 6.56 y Uruguay 7.30, según datos de la Organización Mundial de la Salud.

Cuba ocupaba el lugar número 33 entre 112 naciones del mundo en cuanto a nivel de lectura diaria, con 101 ejemplares de periódicos por cada mil habitantes, lo cual también contradecía el argumento de que el país estaba formado por un gran número de analfabetos.

Tan sólo en materia de artículos suntuarios, Cuba poseía en 1959 un radio por cada cinco habitantes, un televisor por cada 28, un teléfono por cada 38 y un automóvil por cada 40 habitantes, según el Anuario Estadístico de Naciones Unidas.

En 1958, Cuba tenía una población de 6, 630.921 habitantes. En esa época, había en la isla 35 mil camas de hospitales, un promedio de una cama por cada 190 habitantes, cifra que excedía la meta de los países desarrollados de esa época de 200 personas por cama de hospital. En 1960, Estados Unidos tenía una cama de hospital por cada 109 habitantes.

También ese año, la nación tenía un promedio de un médico por cada 980 habitantes, superada en América Latina sólo por Argentina con uno por cada 760 y Uruguay con uno por cada 860. Tenía un dentista por cada 2978.

Estos datos se encuentran en el Anuario Estadístico de la ONU de su época.

Estos datos fueron divulgados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Ginebra, Suiza, en 1960: En 1958, Cuba contaba con una fuerza laboral de 2,204.000 trabajadores. La tasa de desempleo de esa fecha era del 7.07%, la más baja de América Latina, según datos del Ministerio del Trabajo de Cuba.

Ese mismo año, Cuba tenía tres universidades financiadas por el gobierno y otras tres de carácter privado. La matrícula de las universidades bajo el control del gobierno era de 20 mil estudiantes.

Había 900 escuelas privadas oficialmente reconocidas, incluyendo las tres universidades privadas, con una matrícula total que superaba los 100 mil estudiantes.

El sistema de educación pública contaba con 25 mil maestros, y el de la educación privada con 3.500.

A mediados de la década del 50, había 1.206 escuelas rurales en Cuba, así como un sistema de bibliotecas móviles con un total de 179.738 volúmenes.

También en 1958, Cuba tenía 114 instituciones de educación superior, por debajo del nivel universitario -institutos, escuelas politécnicas y escuelas profesionales- financiadas por el gobierno. Sólo en 1957, estas instituciones capacitaron a 38.428 estudiantes.

Había en la isla en 1958, una tasa de analfabetismo del 18 por ciento.

Estos datos se hallan en los archivos del Ministerio de Educación de Cuba.

Era el país de América Latina con el mayor presupuesto dedicado a la educación, en 1958, con el 23% del total, seguido por Costa Rica, 20%, y Guatemala y Chile con 16%, según América en Cifras, de la Unión Panamericana.

Entre finales de la década de los 40 y 1958, el valor de la moneda nacional cubana, el peso, era equivalente al dólar.

En la mayoría de los renglones en que Cuba no ocupaba el primer lugar en América Latina, en cuanto a calidad de vida, era superada únicamente por Argentina y Uruguay, según el Anuario Estadístico de Naciones Unidas.

La destrucción de Venezuela por el títere de Fidel, Hugo Chávez y el mequetrefe de Nicolás Maduro, ambos, dos lacayos serviles del castrismo, ya es harto conocida.

Es increíble cómo ese diabólico personaje, idolatrado vergonzosamente por un montón de energúmenos enajenados e ignorantes, destruyó dos naciones que antes de asaltarlas y luego destruirlas eran referentes como naciones que brillaban por sus pujantes economías, el buen vivir de la gente y la admiración del mundo.

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