Cada vez entiendo menos el país. Y cada vez estoy menos orgulloso de nuestra historia, incluso de haber nacido y de haberme formado en estas tierras. Los años pasan velozmente sin ver los resultados de la lucha, del esfuerzo y las energías de varias generaciones, incluyendo la mía. Es como si camináramos siempre hacia atrás, en reversa, todo el tiempo. O, como escribiera Lenin en el 1904 en su famosa obra, “un paso hacia adelante, dos pasos hacia atrás”, sobre el Congreso del partido obrero social demócrata ruso. Cuando damos un paso hacia adelante damos, no dos, sino varios hacia atrás; los cambios son coyunturales o relativos. Siempre volvemos sobre nuestros pasos. Es, como dicen algunos historiadores, “el ocaso de la nación dominicana”.
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